sábado, 21 de noviembre de 2009

REEDICIÓN DEL LIBRO "PATAGONIA OCCIDENTAL"



Fragmentos de la presentación a la reedición del libro Patagonia Occidental. Las Cordilleras Patagónicas y sus Regiones Circundantes de Hans Steffen porEugenio Aspillaga F. y Luis Catalán T. con autorización de los autores. 2009, ISBN 978-956-319-383-1

Esta reedición del libro Patagonia Occidental. Las Cordilleras Patagónicas y sus Regiones Circundantes, del profesor y explorador alemán Dr. Hans Steffen (1865-1936), corresponde a la traducción e impresión que, en 1944, realizó la Universidad de Chile (traducido por el historiador y constitucionalista Julio Heisse González, corregido por Manuel Rojas, quien sería Premio Nacional de Literatura en 1957 y croquis tipográfico de Mauricio Amster) y que el Dr. Steffen publicó en 1919, en Berlín, con el título Westpatagonien. Die Patagonischen Kordilleren und Ihre Randgebiete.

La poderosa razón para rescatar esta obra es que, en Chile, Hans Steffen y su legado son hoy totalmente desconocidos, a pesar de su inestimable trabajo como profesor de la Universidad de Chile, investigador, erudito y explorador de la Patagonia Occidental, así como sus distinguidos servicios como "consultor técnico" de la Comisión Chilena ante el Tribunal Arbitral en Londres, que debía entender la cuestión de límites con la República Argentina y que culminó con el Laudo Arbitral de 1902.

Hoy quedan pocos ejemplares útiles de esta, su obra más importante, que nos permite aquilatar el vasto conocimiento y rigurosidad del profesor Steffen en sus observaciones, las nueve exploraciones que realizó, además de antecedentes históricos y bibliográficos que le permitieron descubrir, conocer y valorar, como pocos, la importancia de los territorios que están al sur del paralelo 41° (un poco más al norte de Puerto Montt), hasta el Estrecho de Magallanes y que él definió como la Patagonia Occidental.

El DR. HANS STEFFEN EN CHILE
En 1889, a la edad de 24 años, llega a Chile el Dr. Friedrich Emil Hans Steffen Hoffman, siendo parte del grupo de sabios alemanes contratados por el gobierno chileno, para apoyar la fomación de profesores secundarios en el recién formado Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Allí, Hans Steffen sería el fundador de la Carrera de Geografía, desde donde formó a generaciones de educadores (1). El Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, justamente fundado en 1889, surge como una iniciativa de formación de profesores secundarios, pues hacia «la segunda mitad del siglo XIX se contaba sólo con la experiencia de formación de profesores primarios impulsada por [Domingo Faustino] Sarmiento desde 1843, al fundarse la primera Escuela Normal». Sucedía, entonces, que «la preparación de profesores secundarios no estaba sistematizada, y quienes desempeñaban dichas funciones lo hacían desde la experiencia y los conocimientos adquiridos en sus profesiones o actividades específicas, sin contar[,] desde luego, con una preparación pedagógica adecuada»(2).

Profesores fundadores del Instituto Pedagógico

Pero, la obra más importante de Hans Steffen fueron sus nueve viajes de exploración a la Patagonia Occidental, tanto por interés propio como por encargo del Gobierno Chileno y su importante trabajo como perito de la parte chilena en el arbitraje de 1898–1902 en Londres, donde fue invaluable su trabajo y los antecedentes que aportó para sustentar la tesis chilena del “divortium aquarum continental”.

Esos territorios eran poco conocidos, tal como podemos constatarlo al revisar el libro Jeografía Descriptiva de la República de Chile, de Enrique Espinoza en su cuarta edición de 1897, «considerablemente aumentada» y que poseía indudable autoridad al ser una «obra aprobada por la Facultad de Filosofía i Humanidades de la Universidad de Chile i mandada adoptar como testo de estudio en los establecimientos de instrucción militar del Ejército». En el libro vemos que, de sus 475 páginas, en las que se detalla afanosamente las provincias que van de la Provincia de Tacna a la Provincia de Chiloé, lo que se despliega desde la página 63 a la 450. En cambio, el “Territorio de Magallanes” (desde el Paralelo 47° ―Golfo de Penas, al sur de Chiloé― hasta el Cabo de Hornos) es tratado en sólo 18 páginas (de la 451 a la 469), siendo que ese territorio corresponde al 25,88% de los kilómetros cuadrados contabilizados en el libro, que conforman el territorio nacional con una población que alcanzaba, según los datos del censo de 1895 y en los que se basa el libro, al 0,16% de la población del país: población nacional = 3.118.966 habitantes y que en el Territorio de Magallanes era de 5.170 habitantes con el siguiente detalle:

Punta Arenas (ciudad) = 2.845 Habitantes
Bahía = 382 Habitantes
Tierra del Fuego e Isla Dawson = 566 Habitantes
Patagonia chilena = 1.300 Habitantes
Islas australes = 70 Habitantes

Total = 5.170 Habitantes

En el libro se presta más atención a la “colonia de Punta Arenas” y a Tierra del Fuego, aunque se reconocen las potencialidades económicas de la madera y la pesca para la Patagonia: «la extracción de maderas i la pesca serán fuentes de recursos de estas rejiones». Sin profundizar más.

Hoy esos territorios que corresponden a las regiones XI, Aisén del General Carlos Ibáñez del Campo y XII, Magallanes y de la Antártica Chilena tienen una población de 242.318 habitantes, lo que corresponde al 1.60% de la población total del país (15.116.435 habitantes) según el censo del 2002.

Fue, en buena medida con el trabajo de Steffen que, más allá de la presencia de colonos que habían ido poblando lentamente la Patagonia, ella comienza a ser valorada como un territorio a descubrir en sus potencialidades y a conformarse en parte integrante de la identidad nacional. Para muestra un párrafo:
A pesar de su extensión relativamente escasa, el valle del Coihaike es uno de los más favorecidos en los dominios de las cordilleras del Aysén. Bien cerrado hacia el N. y el S., posee magníficas comunicaciones en dirección al E. y al W., constituyendo una región de tránsito para el camino internacional del Aysén que sin duda llegará a ser la arteria principal de comunicaciones en la Patagonia Occidental. Muy favorables son las condiciones del pastoreo, especialmente en los trozos superiores del valle, donde las terrazas de las faldas y en parte también los bajos, se encuentran totalmente cubiertos de excelentes pastos. Sin embargo, las nieves invernales limitan sin duda la utilización del valle. La humedad que producen las lluvias y las nieves sobre este terreno en su mayor parte blando, es extraordinaria, tanto en las superficies de pampa abierta como en el bosque de Nothofagus. Alrededor de los pequeños lagos, entre los morros del costado sur del valle y en las faldas inclinadas, se producen grandes barriales y en las pequeñas depresiones y hondonadas, pantanos, que hacen intransitable el terreno durante largos períodos.
STEFFEN GEÓGRAFO E INVESTIGADOR
No es aventurado afirmar que para Steffen le era atractivo el venir a Chile, porque le abría la posibilidad de poder explorar parte de los pocos territorios desconocidos que iban quedando en el planeta y que están registrados en sus cartas, donde, a pesar de sus esfuerzos, todavía hay espacios donde se lee: “inexplorado”.

Sus exploraciones y estudios
El mismo Steffen nos cuenta que, en 1892, sólo después de que se le rechazara su oferta de participar en los trabajos preparatorios para la demarcación de límites con la República de Argentina y de haber realizado una excursión de estudio a la región del Lago de Todos Los Santos, en las cordilleras de Llanquihue, consiguió interesar al entonces perito de la Comisión de Límites y Rector de la Universidad de Chile, don Diego Barros Arana, para sus proyectos y obtener por su intermediación, las comisiones del gobierno y los recursos necesarios para una serie de viajes de exploración y estudio en las cordilleras patagónicas, región poco conocida y donde con toda probabilidad se iban a producir dificultades en el arreglo del límite internacional. Escribió Steffen: «No teniendo a mi disposición, para ejecutar estos trabajos, sino las vacaciones de verano, no se pudo evitar el inconveniente de que mi ausencia de Santiago, motivada por las expediciones, se prolongara repetidas veces, más allá del término reglamentario, en perjuicio de mis tareas pedagógicas, por otra parte, debo advertir que en todas estas ocasiones las autoridades chilenas me dieron amplias facilidades para cumplir con mis comisiones, dejándome, además, la mayor libertad en cuanto al plan y organización de los viajes, y prestándome su apoyo en el equipo y medios de transporte indispensables para tales empresas.»

Así, las exploraciones de Hans Steffen fueron las siguientes:
Primera exploración: la región del Lago de Todos Los Santos en la Cordillera de Llanquihue.

Segunda exploración: «en el verano de 1892 a 1893 exploró las cordilleras de la región del Lago de Todos Los Santos, recorrió el valle de Peulla, escaló el cordón de la cuesta de los Raulíes, y bajó en seguida al valle del Lago y Río Frío, que siguió hasta sus orígenes, en los ventisqueros del flanco oriental del macizo del Tronador; subió al portezuelo Barros Arana y regresó después al lado chileno de la cordillera, por la depresión del boquete Pérez Rosales, explorando el valle inferior del río Cochamó».

Tercera, cuarta y quinta exploraciones: «en la temporada de 1893 a 1894 exploró la región del río Palena, y a principios del año siguiente realizó el reconocimiento del río Puelo hasta sus orígenes, avanzando hacia el oriente hasta donde se verifica la división interoceánica de las aguas». «La continuación de esta exploración fue realizada, en la temporada siguiente, en los primeros meses de 1896, en que [Steffen] recorrió el valle del río Manso».

Sexta exploración: «El reconocimiento geográfico de la hoya del río Aysen fue una de las de mayor valor que realizó el Dr. Steffen, en la temporada de 1896 a 1897. Remontó el río hasta la isla Flores, donde se produce la unión de sus dos brazos principales, emprendió en seguida el estudio del brazo norte, enteramente inexplorado hasta entonces, a[l] que dio el nombre de río Mañihuales, y siguió su curso hasta sus orígenes, avanzando hasta el divortium aquarum continental».

Séptima y octava exploración: «En el verano siguiente, 1897-1898, [Steffen] reconoció el valle del río Cisnes, que sólo era conocido en su desembocadura, y en la temporada de 1898-1899 organizó una expedición destinada a explorar la región de los fiordos situados inmediatamente al sur del paralelo 46°, y de los ríos que desaguan en esa parte del litoral. La expedición atravesó el istmo de Ofqui, recorrió las costas del golfo de Penas, y penetró en seguida en el río Baker, reconociendo sus diferentes afluentes. En esta jornada se encontraron y bautizaron tres de ellos, los ríos Baker, Bravo y Pascua, y se arribó hasta la región del divortium aquarum continental, y se descubrió en el interior de la región andina el valle de las lagunas Larga, Chacabuco, Juncal y Esmeralda, por donde avanzó hasta alcanzar la extremidad occidental del gran lago Cochrane».

Novena exploración: En marzo y junio de 1902 Steffen realizó una inspección del territorio en litigio como asesor del gobierno chileno de la Comisión de Encuesta del Tribunal Arbitral que dirigió el coronel Sir Thomas H. Holdich: en marzo de 1902 desde la región de Última Esperanza se dirigieron al norte, a la zona de los canales patagónicos y a la región del Río Baker. La siguiente etapa contemplaba el reconocimiento hacia el norte hasta el Río Aisén. El 30 de marzo prosiguieron hasta la desembocadura del Río Yelcho, donde se informaron de la topografía general de la región y del camino que se abría hacia el valle de Futaleufú. Finalmente, se desplazaron por las costas y canales del Pacífico hasta Cochamó, donde Holdich recibió toda la información de los peritos argentinos, chilenos y del propio Steffen.
Los descubrimientos que Steffen realizó «significaron para Chile que los jueces británicos tomasen en consideración, en gran parte de los sectores del litigio, la tesis de la “divisoria continental de las aguas”, hecho que implicó incluir importantes hoyas hidrográficas para nuestro territorio». Como lo expresa Hans Niemeyer F.: «El resultado primordial de estos viajes es que se pudo comprobar la situación de la divisoria interoceánica de las aguas que contrario a lo que sucedía en el centro y norte del país donde coincidía con las más altas cumbres andinas, aquí era diferente. Esto iba en apoyo de la tesis chilena en las disputas de límites con Argentina. Pero también consiguieron hacer la demarcación definitiva de estos ríos complementarios de los levantamientos hidrográficos, dando origen a buenas cartas»(3).


HANS STEFFEN CONSULTOR TÉCNICO DE LA COMISIÓN ARBITRAL CHILENA
El 11 de octubre de 1899 Hans Steffen es designado, por decreto del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, como consultor técnico del Tribunal Arbitral que debía entender en la cuestión de límites con la República Argentina. Escribe el profesor Steffen:

Habiéndose sometido, hacia fines de 1898, ha recordado en el trabajo ya mencionado, todo el litigio de límites al fallo de S. M. Británica, se instaló la Comisión arbitral chilena en Londres bajo la presidencia del Ministro de Chile en Gran Bretaña, a la cual fui agregado como asesor técnico en Octubre de 1899. Mi tarea principal fue entonces la cooperación a la Exposición que la delegación chilena iba a someter al Tribunal Arbitral en contestación al voluminoso Alegato argentino que salió, en diferentes intervalos de tiempo, desde principios del año 1901, y cuyos últimos planos se entregaron sólo en Enero de 1902. Dicha Exposición fue publicada en cuatro tomos de texto, de los cuales he compuesto particularmente los capítulos que tratan sobre las bases históricas del litigio durante la época colonial, y la descripción del terreno litigioso de la Patagonia, comprendido entre los 41° y 52° de latitud, contribuyendo a los demás capítulos por colección de materiales, como también a la redacción de los mapas que acompañan la obra.

Sobre el destacado rol de Steffen como consultor técnico, «puede citarse lo que decía el Ministro de Chile ante el Gobierno de Londres, en nota del 30 de Enero de 1902. “El Dr. Steffen ha tenido a su cargo, decía el señor Gana, el estudio analítico de la Exposición argentina y de la documentación cartográfica que le acompaña en la sección que se extiende al sur del Tronador, y ha escrito la parte de nuestra réplica que abraza toda esta región”».

Antes de terminar sus tareas ante el Tribunal Arbitral de Londres, el Dr. Steffen realizó un viaje al territorio en disputa, que él mismo ha recordado en las siguientes palabras: «La inspección del terreno litigioso… por una comisión arbitral, estipulada como condición indispensable en el convenio del arbitraje, se llevó a cabo en los meses de Marzo y Junio de 1902. A la comisión, que iba bajo la dirección del coronel Sir Thomas H. Holdich, fui agregado por parte del Gobierno de Chile, para acompañarla en todo el trayecto a través de la Patagonia. Recorrimos primero una parte de la región de Última Esperanza, para conocer siquiera superficialmente algunos puertos y las desembocaduras de los grandes ríos, sus valles y los trabajos de caminos hechos por el Gobierno de Chile en ellos; cruzamos después el paso de Pérez Rosales y marchamos desde Nahuelhuapi al sur, a través de casi todos los valles entonces disputados, hasta llegar al valle superior del río Simpson (Aysen) donde se dio oficialmente término a la inspección arbitral». Y sigue, «de regreso en Londres, tuve que contribuir a otra exposición corta que la delegación chilena sometió al Tribunal, como réplica contra un memorial de los representantes argentinos, destinada a rebatir la Exposición chilena anterior. Poco tiempo después, en Noviembre de 1902, se proclamó el fallo.»

El mismo coronel Holdich ha rendido al Dr. Steffen un homenaje de admiración y gratitud por su valiosa ayuda a la comisión arbitral que visitó la zona en disputa:
El Dr. Steffen, que me acompañó durante todo el viaje desde nuestra partida de Valparaíso hacia el sur, ha escrito, hasta la terminación de nuestro reconocimiento terrestre, desde aquí se separó y partió en dirección a Cohaique, dirigiéndose al camino recientemente construido de Aysen a la costa del Pacífico. Experimentó alguna dificultad en cruzar el paso debido a la nieve, pero finalmente llegó a Santiago sin novedad. Su conocimiento práctico de la costa del Pacífico y de los caminos de la costa hacia el interior, logrados en sus exploraciones de la región en interés de las reclamaciones chilenas, no conoce probablemente rival alguno, y sus condiciones para obtener los servicios del elemento más capacitado, así como para proporcionar las últimas informaciones más detalladas en los asuntos esenciales, fue de inapreciable valor. Desempeñó las funciones de comisario y oficial encargado de los transportes, al mismo tiempo, mientras permanecimos en territorio chileno, y el de guía y consejero científico de la expedición, de modo que estaba siempre ocupado. Ciertamente el Gobierno chileno no pudo encontrar un defensor más serio y más capaz que este distinguido profesor alemán (porque, según mis noticias, el Dr. Steffen no se ha naturalizado en Chile), y en el recuerdo de una expedición que fue para mí personalmente de tanto interés, siempre evocaré agradablemente la enorme y cortés ayuda prestada por este gran explorador y geógrafo.
El viaje de inspección del delegado del tribunal arbitral inglés. Después del ascenso al Cerro Margarita (Solitario) en Última Esperanza. De izquierda a derecha: Lt. H. Holdich, Oberst Holdich, A. Donoso G., C. Aguirre L., R. Stubenrauch, E. v. Heinz.

LA REEDICIÓN DEL LIBRO PATAGONIA OCCIDENTAL
La reedición de este libro tiene su origen en los fervientes deseos de la gente de Aisén, quienes nos hicieron llegar sus inquietudes por la desaparición de esta obra y que ellos reconocen como fundamental para entender y conocer su región. Aceptamos gustosos el desafío y gracias a la ayuda del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, es que esta obra está en sus manos.

El escritor Manuel Rojas (1896-1973), Premio Nacional de Literatura 1957, conoció los trabajos de Steffen primero por el homenaje que se le hiciera en la Revista Anales de la Universidad de Chile en 1937 con ocasión de su muerte (que luego se convirtió en libro con el título Homenaje a la memoria del Dr. Hans Steffen), en su calidad de director y corrector de pruebas de las Prensas de la Universidad de Chile. Años después le tocó revisar el libro Patagonia Occidental y pudo darse cuenta «de la real magnitud de los trabajos de Steffen, no tan sólo en lo que significaron como estudio y exploración de la región patagónica, significación que ha sido tan vastamente reconocida y elogiada sino que, además, como esfuerzo personal». Escribe Rojas:
Si Hans Steffen no dejó sus talones en los valles, quebradas, montañas, mesetas y riberas lacustres y fluviales de la Patagonia occidental, fue porque en realidad deben de haber sido tan duros y resistentes como los de cualquier héroe antiguo o moderno, desde Aquiles hasta don Diego de Almeyda; porque no se trataba, allí, de viajar cómodamente, en automóvil, a caballo o en mula ―una mula resultaba allí tan útil como una bicicleta― sino incómodamente, a pie mi alma, a través de centenares de kilómetros de una de las tierras más irregulares del mundo, cruzando ríos, lagos, lagunas, fiordos, canales, bosques, montañas, pantanos y mesetas, ayudándose a veces por embarcaciones que los mocetones chilotes acarreaban a hombros desde el mar y otras por balsas que construían ellos mismos; y todo esto en medio de lluvias, nevazones, temporales de viento, incendios de bosques, hambrunas y hasta atropellos policiales: en la expedición al Palena casi la mitad del personal técnico que acompañaba a Steffen fue detenida por gendarmes argentinos y llevada a Junín, a 600 kilómetros de distancia; y todo por puro amor a la geografía.
Rojas también percibe que Steffen, escribiendo, «no puede parecerse ni de lejos a Darwin, y ni siquiera a Humboldt, como narrador de viajes y de exploraciones» ―verdaderos dioses mayores―, lo que atribuye a que Steffen no era filósofo ni naturalista; y lo explica en que «era, simplemente, un geógrafo y no veía del terreno que pisaba sino lo que el terreno tenía de interés para un geógrafo; lo demás, por lo menos así lo demuestra en su libro [Patagonia Occidental], no existía para él». Pero, a pesar de la parquedad de Steffen, Rojas ve que «este alemán que jamás habla de sí mismo como persona y que rara vez habla de los demás; este alemán modesto y silencioso, que marcha hacia su valle, su río o su portezuelo como una rapaz vuela hacia su presa, sin vacilar; este alemán que seguramente vivió y murió pobre; este alemán que dio sus mejores años en pro de una causa que era la suya sólo desde el punto de vista geográfico, termina por imponerse: es una calidad distinta de la que amamos, pero tiene calidad; no ve las flores ni las mariposas, pero descubre lagos; no ve los pájaros sino cuando están en gran cantidad, pero halla, en un solo viaje, varios preciosos ríos; no ve los hombres, pero tiene en la cabeza, como una pantalla, toda la maravillosa tierra patagónica». Para Rojas, Steffen no será uno de sus dioses mayores, pero sí será uno de esos dioses menores que también lo acompañan a uno toda una vida.

El libro se compone de dos tomos con cuatro cartas geográficas, además de dibujos y fotografías; su estructura es extremadamente didáctica, la que se organiza a partir de sus exploraciones. Es así que, primero, el profesor Steffen nos ofrece todos los antecedentes que maneja respecto al área geográfica en general que va a tratar: la Patagonia Occidental, y que luego profundiza a partir de cada una de sus exploraciones realizadas, con un abanico de referencias antes de entrar de lleno a sus exploraciones, reflexiones y conclusiones, además de extensas notas.

STEFFEN HOY
El Dr. Hans Steffen no tuvo descendencia y es a partir de una iniciativa de la propia gente de Aisén, es que los restos del profesor, sus cenizas, reposan hoy en la Patagonia, allá en el cementerio rural “El Claro” ―a dos kilómetros al poniente de Coyhaique― en un memorial erigido expresamente para recibir sus restos.

Hoy el legado del Dr. Steffen —mapas, diarios de viaje, bosquejos, apuntes, manuscritos de cursos universitarios y fotografías— se encuentra fundamentalmente en dos instituciones: el Instituto Ibero-Americano de Berlín y en Leibnitz Institut für Länderkunde en Leipzig, Alemania.

Agradecemos a todos que nos han ayudado a que esta obra esté nuevamente entre nosotros, particularmente el trabajo y pasión de un extranjero que fue catedrático del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, desde donde formó a generaciones de profesores y que amó profundamente los territorios que exploró e investigó para sí mismo y para este país, el que tiene por delante la hermosa tarea de aquilatar la belleza de esas tierras y de profundizar su compromiso para preservarlas y proyectarlas a la Humanidad.

Notas:
(1) «El primer cuerpo académico del Instituto Pedagógico estaba constituido por un chileno, Enrique Nercasseau y Morán, y por los profesores alemanes: Jorge Enrique Schneider (pedagogía, filosofía, lógica, metodología, moral y filosofía de las ciencias), Juan Steffen (historia y geografía), Federico Hansen (filología, gramática general, lingüística, latín, griego, francés, inglés, alemán, retórica e historia literaria), Reinaldo Von Lilienthal (aritmética, álgebra, geometría, trigonometría y mecánica), quien estuvo unos meses en Chile y retornó a Alemania, donde se destacó como uno de los más grandes matemáticos de su época. Fue reemplazado por Augusto Tafelmacher, quien ejerció hasta 1907; Federico Johow, notable botánico, quien fue designado como primer director del Instituto Pedagógico (ciencias naturales, biología, zoología, botánica e higiene); Rodolfo Lenz (gramática) y Alfredo Beutell (química y mineralogía). Si bien los profesores alemanes realizaron trabajos de investigación, lo hicieron más bien a título individual. No era su rol formar investigadores, ni escuelas científicas, sino profesores secundarios, y cumplieron en forma brillante su tarea». (Teodoro Meruane C.) en Historia de la Universidad Metropolitana de las Ciencias de la Educación (http://www.umce.cl/universidad/historia.html).

(2) «La incorporación de un selecto grupo de profesores alemanes de reconocido nivel académico… provocó inquietud y malestar de parte de integrantes de la Facultad. Por ello, quedó estipulado contractualmente que los maestros alemanes se dedicaran exclusivamente a la docencia, con prescindencia taxativa de la investigación y de la creación de escuelas científicas». Ibidem.

Bibliografía:
De Agostini S. S., Alberto M.: Andes Patagónicos. Viajes de exploración a la Cordillera Patagónica Austral. 1945.
Donoso, Ricardo: “El Dr. Hans Steffen” en Homenaje a la Memoria del Dr. Hans Steffen, Prensas de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1937.
Galdames, Luis: “Steffen, profesor” en Homenaje a la Memoria del Dr. Hans Steffen, Prensas de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1937.
Niemeyer, Hans: Hans Steffen, geógrafo y explorador de la Patagonia chilena (1890)http://www.humboldt200.cl/resumenes/hans.html) (
Pozo, José: “Hans Steffen: Maestro, Geógrafo y Pionero de la Patagonia Occidental” en Revista Universum, N° 20, Vol. 1, páginas 112 a 123, 2005
Rojas; Manuel: “Hans Steffen y la lealtad”. Revista Babelia, #35, enero-febrero, 1947, pp. 24 a 35.
Historia de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación: http://www.umce.cl/universidad/historia.html

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